miércoles, 2 de junio de 2010

EL PARTIDO DE LOS TRABAJADORES

Yo es que me descojono, con perdón. Ahora resulta que el PP es el partido de los trabajadores. Eso al menos es lo que dicen ellos. Claro, si partimos de la base de que nos consideran a los pobrecitos proletarios imbéciles profundos y sin remedio, están convencidos de que nos pueden engañar con sus paridas. Y lo más triste de todo es que habrá más de un descerebrado que morderá el anzuelo y se creerá lo de partido de los trabajadores. Como dijo un personaje ilustre cuyo nombre lamento no recordar, “España y yo somos así, señora”.
Puntualicemos. Todos estamos de acuerdo en que el gobierno de Rodríguez Zapatero está pegando unos bandazos de espanto, adoptando medidas alucinantes, cargando el peso de la crisis en las espaldas de los más humildes. Todo eso es cierto, y sería estúpido negarlo. Pero de ahí a que los señoritos de siempre, la derechona, los defensores de los privilegios y de los privilegiados, se nos presenten ahora como un Don Quijote partiendo su lanza en defensa de los trabajadores y de los pensionistas, va una distancia abismal, más distancia, me atrevería a decir que la que hay de la tierra a los confines del Universo.
Los que nunca han luchado por defender las pensiones, aquéllos que pudieron incrementarlas cuando gobernaban y no lo hicieron, los mismos que tuvieron congelados los sueldos de los funcionarios, ahora han sufrido una transformación mística y se han convertido en los abanderados de la clase obrera. ¿Y qué hago yo?. ¿Me parto de la risa?.
Seguramente, cuando hablan de partido de los trabajadores, se refieren a pobrecitos currantes como el señorito Camps, que está siendo investigado y sometido a un posible procesamiento por su implicación en el caso Gürtel, o la señorita Rita Barberá, que se dedica en sus ratos libres a cargarse el Cabañal. O la misma señorita presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que afirma sin sonrojarse que es pobre de solemnidad.
Señores del PP, son ustedes libres para perder el norte siempre que quieran. Son ustedes libres para ver gigantes donde sólo hay molinos de viento. Pero nunca podrán alcanzar la integridad moral de los que curramos por sueldos de mierda para poder comer todos los días. Nunca nos podrán robar el orgullo de haber maldecido y luchado contra aquél nefasto generalito que hizo de España su finca particular. Nunca nos podrán arrebatar la memoria histórica, por muchos jueces Garzón a los que contribuyan a inmolar.

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